Más allá de la suerte, esta fruta provee al organismo abundantes beneficios
Existen alrededor de 600 especies de uvas, casi todas provenientes de la vitis vinifera y aunque el contenido de vitaminas, minerales y efectivos antioxidantes, varían entre una variedad y otra, son fuente importante de potasio, magnesio y calcio. Son ricas en ácido fólico y vitamina B6. Contienen la tríada que forma la hemoglobina de la sangre: hierro cobre y manganesio. La mayor parte de sus beneficios los comparten en mayor o menor grado los productos elaborados a partir de ellas: el vino, el mosto, el vinagre e incluso el aceite de semillas de uvas. El 80 % de su composición es agua, por lo que 100 gramos de uvas aportan alrededor de 84 calorías, 17.7 gr de hidratos de carbono, 0.66 gr de proteínas y 0.58 gr de grasas.
La historia
Se cree que es la primera fruta cultivada por el hombre en la parte asiática del mar Caspio y que de allí se extendió a los países de la costa mediterránea.
Griegos y romanos hicieron un auténtico culto al vino. La vid llegó a América gracias a los colonos españoles , no obstante muchos de los intentos de cultivo fueron frustrados por plagas de insectos. Hoy en día se cultiva en Australia, Europa, América y Sudáfrica.
Una “bomba” energética
Las uvas, sobretodo las blancas, contienen grandes cantidades de glucosa, un combustible directo para los músculos y el cerebro, que convierte a esta fruta un alimento ideal para deportistas, niños en crecimiento o personas con bajos niveles de azúcar. Por el contrario, deben ser consumidas con moderación por diabéticos y quienes observen la ingesta de carbohidratos.
Piel de uva
Especialmente en la piel de las variedades oscuras, se encuentran distintos antioxidantes como los flavonoides, que protegen los vasos sanguíneos, disminuyendo la formación de coágulos y el resveratrol un efectivo anticancerígeno y antifungicida. En la superficie de la uva está el mayor contenido de fibra de esta fruta, lo que le confiere grandes propiedades laxantes.
Potente depurador intestinal
Su poder depurativo se atribuye fundamentalmente a que es un alimento alcalino. Las sales contenidas en las uvas neutralizan la acidez. Es recomendable para curas de desintoxicación y limpiezas intestinales Ayuda a combatir el estreñimiento y a prevenir el cáncer de colon. El jugo de uvas es un excelente diurético por el azúcar y las sales de potasio, no obstante por sus niveles de potasio no es muy aconsejable para quienes padecen de cálculos renales.
Un verdadero aliado de belleza
Los polifenoles presentes en las uvas y el vino ayudan a detener el envejecimiento cutáneo, mejoran la elasticidad y suavidad de la piel y contrarrestan la acción del estrés y los radicales libres en nuestra epidermis. También protege contra los rayos UV, y posee propiedades despigmentantes, promueve el crecimiento capilar y tiene efectos antiinflamatorios.
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