
Lo básico: Este tubérculo originario de Centroamérica recibe distintos nombres dependiendo de la región que provenga: boniato, camote, papa dulce, entre otros. En su composición predominan los hidratos de carbono en forma de almidones y azúcares (sobretodo sacarosa). Tiene cierta cantidad de fibra vegetal lo que facilita su digestión siempre que se mastique abundantemente al consumirla.
En qué te ayuda: En pequeñas porciones ayuda a combatir la obesidad pues produce una sensación saciedad y disminución del apetito. Aunque deportistas, personas malnutridas y/o convalecientes pueden beneficiarse de su consumo abundante. Es rica en betacaroteno (provitamina A) lo que junto a su casi inexistente contenido de grasas y sodio la convierte en una aliada efectiva en la lucha contra la arterioesclerosis, falta de riego sanguíneo e hipertensión arterial.
Cómo cocinarla: Asada al horno con la piel y/o con hierbas, en forma de puré(una vez asadas o hervida), Algunos expertos recomiendan aumentar su valor nutritivo añadiendo una yema de huevo. También puedes utilizarla en pastelería para la elaboración de bizcochos, buñuelos y jaleas.
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