
El ajo no sólo es un ingrediente imprescindible para dar sabor en la cocina, este humilde ingrediente posee también amplias propiedades curativas: estudios demuestran que el ajo ayuda a la fluidificación de la sangre, lo que ayuda a reducir la hipertensión, las enfermedades del corazón y los derrames cerebrales. En pruebas de laboratorio se ha determinado que el ajo parece detener el crecimiento de las células cancerosas, en especial las del cáncer de estómago y de colon.

Investigaciones realizadas en Estados Unidos, demostraron que era capaz de combatir 14 bacterias que producen infecciones de la nariz, garganta y oído. Puede fortalecer el sistema inmunitario general y ayuda reducir los niveles de azúcar en sangre. Se cree que puede aliviar los síntomas del asma así como retrasar la aparición de enfermedades relacionadas con el envejecimiento manteniendo fuertes y saludables todas las células del cuerpo.
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