¿Te conté que estoy en clases de natación? ¿no? ¡pues te cuento!
Uno de mis anhelos de siempre era saber nadar. Me fascina la playa y me encanta la piscina. Pero siempre me tenía que quedar como una idiota del lado bajito de esta o agarrarme de la orilla (¡aterrorizada!) para llegar donde estaban mis acompañantes que si sabían nadar.
Pero aprender a hacerlo era algo que siempre se posponía entre el montón de cosas que siempre tengo que hacer, hasta que a finales del 2014 puse acción sobre el deseo y desde noviembre me encuentro aprendiendo a nadar por lo menos una vez por semana.
¡No ha sido fácil! Me aterraba lo hondo de la piscina y el concepto de no tocar el fondo ni con las puntas de los pies ¡ni pensarlo! pero desde enero, dispuesta a no rendirme, a pesar del frío de la mañana, a pesar de la verguenza de no tener la más mínima coordinación sobre mi cuerpo ¡pude lograr andar por el carril completo! ¡una hazaña! ¡un gran logro para una persona que nunca ha sido capaz de relajarse bailando ni el merengue más dominicano!
Julio mi profesor ha sido sumamente paciente. Y a pesar de que sin chapaletas voy a -1 centímetro por hora ¡no me hundo! y puedo decir que he logrado esto ¡a Dios gracias! antes de cumplir esos 40 años que me vienen zumbando ahí mismito... al doblar del próximo mes.
Nadar me ha venido bien en el proceso de relajarme un poco, cuando hundo la cabeza en la piscina somos el agua, Dios y yo, y cuando al fin logro coordinarme (la verdad es que aún no me sale bien ¡pero no me hundo! :P)el sonido del agua, la ensordecedora presión que ejerce sobre tus oídos, me enseña una importante lección sobre el control , ese demonio que nos ilusiona y nos seduce, sobre la calma y la maravilla de dejarse ir.
También me ha venido bien en términos de mi alimentación. Puedo darme el lujo de introducir ciertos cereales que había dejado de lado en mi dieta como el cuscús, pues ya he contado varias que soy una adicta a los carbohidratos, y para recuperarme he tenido que limitar mi debilidad por algunos como el cuscús, que a pesar de un nivel de azúcar media, lo había dejado de lado.
Confieso que no me encanta mucho el cuscús integral, prefiero ponerle muchos vegetales a la versión tradicional de este. Pero a veces no queremos o se nos antoja comer algo que no requiera picar mucho, por lo que esta receta de cuscús con un chorrito de jugo de limón, semillas de cajuil y hojitas frescas de cilantro es fabulosa.
Puedes sustituir las semillas de cajuil por almendras o nueces, pues junto al cuscús te aportará un poco de crocante y de proteínas vegetales (y grasas saludable) mientras que el ácido del limón le quitará un poco del efecto "empalagoso" que puede tener el cuscús per se. También puedes cambiar el cilantro por perejil si lo prefieres. Te puedes comer este cuscus con limón y semillas de cajuil solo como receta vegetariana o como guarnición para una comida. Si te fijas en la preparación de que es tan ridículamente fácil que no hay razón para que no te animes a preparar este plato ¡confía en mí!
Cuscús con limón y semillas de cajuil
Ingredientes
- 1 ½ Taza de cuscús
- 2 Cdas de ralladura de limón
- 1 Cda de jugo de limón
- 2 Cdas de aceite de oliva
- 3 Cdas de cilantro fresco
- ¼ Taza de semillas de cajuil
- Sal
- Pimienta
Elaboración paso a paso
- Lleva a ebullición 1 ½ taza de agua. Retira del fuego y añade el cuscús y la ralladura de limón. Mezcla bien, tapa y deja que el cereal absorba el agua (alrededor de 5 minutos).
- Esponja un poco con un tenedor y añade el jugo de limón, el aceite de oliva, el cilantro y las semillas de cajuil.
- Une todo y sazona con sal y pimienta fresca.
- Sirve.
Dolly Lora dice
Hola! Buenos días! Me encontré con tu blog en la página de Lady Bug Pin Up. Me encantó esta receta de cuscus. La haré mañana mismo! Feliz domingo electoral!
Sagrario/ LaSraBonita dice
Dolly me alegra que te haya gustado y espero que te haya aprovechado